Las malas ideas siempre abundan / Chloé & Rose

El bosque prohibido, ¿porque demonios se le había ocurrido venir acá?. Acaso... ¿no era consciente de los peligros que allí podía encontrar?. De seguro estaba perdiendo la gordura. Las cosas por el castillo hace mucho que estaban mal, pero la pelirroja en un momento de irracionalidad de su parte y que ni ella misma comprendía a ciencia cierta, había finalmente convencido -tras varios por favores- a su prima y a su amiga para que la acompañaran al frio bosque, claro que no sabía porque lo había hecho, porque perfectamente podía estar en su cómoda cama abrigada y no muriéndose de frio como se encontraba en aquellos momentos.

Si, el frio era lo peor de todo y a pesar que se encontraban en primavera, aquella noche hacia un frio poco común de dicha estación. Pero eso no le importo, ya que, aparentemente estaba pasando por una etapa de rebeldía, o quizás solo era producto de su curiosidad lo que la habían llevado a visitar los alrededores del castillo. Sea lo que fuera, ya se encontraba parada como una boba frente al inmenso bosque, a decir verdad nunca le había parecido tan grande como ahora.

Los arboles se movían con la briza del viento y aquello verdaderamente sembraba temor en Lily, y aun más la oscuridad que parecía infinita. Definitivamente no era el lugar más propicio para dar una caminata nocturna. Incluso pensó en irse, más que mal el arrepentimiento era algo bueno y tratándose de ahora, le era muy buena idea el marcharse. Pero no podía dejar el lugar, no cuando sus amigas estaban pronto por llegar o eso era lo que esperaba la pelirroja. De hecho si no llegaban  las iba a matar... si es que ella no moría de frio primero. Se acomodo su abrigo y se cruzo de brazos para entrar en calor -sin dejar de alumbrar a su alrededor con la varita- mientras esperaba a que aparecieran Rose y Chloé.

Se negaba rotundamente a pisar el suelo que no fuese el de su habitación, hacía movimientos con la cabeza, negándose a su compañera de cuarto. De no ser porque Lily había tenido la genial idea de ir de excursión al bosque, por la noche, no pasaría eso. Pero ella se había salido con la suya recriminando favores anteriores, cosa que la dejaba sin posibilidad alguna de elegir. Pero se negaba rotundamente, pese que hacía largo tiempo que no pasaban tiempo juntas, no quería pasarlo de esta forma. Y aunque nunca se le había caracterizado como una joven cobarde, sino todo lo contrario, últimamente no le apetecía salir, aunque eso ya lo sabían ellas.
-Que no, he dicho que no quiero vestirme.- Refunfuñó a su pelirroja amiga, mientras que esta no hacía más que presionarla para que se de diese prisa.

Al final no supo bien como, pero acabó accediendo, más que nada por no tener que soportar las reprimendas del día siguiente si es que no aparecía por donde habían quedado. Tampoco le hacía gracia que sus dos mejores amigas se fueran solas al bosque, aunque ella tampoco era una gran ayuda si es que les atacaban los lobos o vete tú a saber. Quizá se encontraban con algún vampiro del colegio cenando, y se las comía a ellas, o con suerte podían ver algún unicornio. No sabía que podía pasar, lo único que sabía era que ambas se dirigían hacia el sitio de quedada, y ella iba refunfuñando por el camino, poniendo morritos y con los brazos cruzados.

A lo lejos pudo divisar una silueta con los brazos cruzados y con el cabello pelirrojo. Cuando estuvieron cerca de ella, le fulminó con la mirada.
-Siempre te odiaré por esto, Potter. Ya no te debo nada.- Miró hacia dentro del bosque, pensando que había sido buenísima idea haber cogido su varita, por lo que la sacó de su tobillo, levantando el pantalón, y conjurando un Lumos. Se refugió en su chaqueta, añorando las noches de verano. Maldita primavera, maldita noche y maldita vida.

El día no había sido productivo, no, nada de eso, me había resignado a comportarme, hacer mis deberes y pasar desapercibida durante toda la tarde, ya me había acostumbrado de una rara manera a seguir la rutina de una vida que no parecía mía.. Tan distinta a la de hace un tiempo, me había acostumbrado a convivir con algo que no se sentía bien, con esa sensación de incomodidad y peligro, con un padre desaparecido, con mis primos haciendo su vida lejos de la mía, y con esos ojos que ya no sabía cuándo mirar..  Aunque pase lo que pase hay cosas en esta vida que no cambian, como el hecho de no querer salir del acogedor resguardo de las sabanas de mi cama una noche de abril.

Solté un suspiro mientras jugaba con el dobladillo de mi falda y pensaba cuanto frió debía a ser en esos momentos en el bosque.  Me pare de un salto de la cama y comencé a caminar hacia el baúl de Chloe donde había dejado mis jeans del sábado pasado en la salida a Hogsmeade, aproveche el momento para sacudir su pierna, consiguiendo como respuesta un rezongueo de su parte.  – Vamos, ya debe estar esperando – le susurre por si las dudas, en lo que Hogwarts era hoy en día por las buenas o por las malas aprendías que nunca eras demasiado cauto.  Comencé a cambiarme, abrigándome pues ya sentía la piel de gallina.  Solté un pequeño y bajo gemido mientras agarraba el gorro de lana y caminaba nuevamente hacia Chloe – Benoit, vístete, dale– al ver que aun no estaba lista. Si fuera por mi realmente tampoco me preocuparía, pero no podía dejar a mi prima sola en el bosque a estas horas.

Cuando ambas estuvimos listas no tardamos en salir sin ser notadas, caminar por los terrenos del castillo, y cruzar la frontera de los jardines y el bosque.  Caminando entre los frondosos árboles, la oscuridad no ayudaba en encontrar un camino sin muchas elevaciones, la luz de la luna apenas entraba entre sus hojas, dejando pequeños hilos de luz entre árbol y abril.  Corrí la chaqueta que llevaba puesta y saque mi varita solté un leve ”lumus”. Empecé a acomodar mi gorrito en el momento en que pude localizar la figura de Lily mas adelante.  Me acerque a ella besando su mejilla y dedicándole una mirada severa combinada con una sonrisa traviesa. – Estas loca. Se puede saber que estamos haciendo aquí – le dije mientras frotaba ambas manos teniendo la delicadeza de no dejar caer mi varita.

No podía creer que sus amigas aun no llegaran, ¿acaso planeaban dejarla plantada?, si fuese así, ya al día siguiente vendría su venganza por ello. Pero vamos, no podía pensar así de ellas. De seguro venían en camino, después de todo el castillo no quedaba tan cerca de donde se encontraba la pelirroja, aunque también cavia la posibilidad de que las hubieran descubierto en plena escapada; pero esto último mejor ni pensarlo... porque no quería ni imaginar las consecuencias que eso tendría. Sacudió levemente su cabeza despejando las ideas locas. No tenia que pensar cosas malas, pues sus cómplices eran lo suficientemente inteligentes para escapar si algo pasaba. O eso esperaba.

La luna estaba hermosa ahora que se fijaba bien en ella. Eso le alegraba pues encontrándose sola, aquel satélite era su única compañía de momento o por lo menos le proporcionaba algo de luz. Aunque claro aun tenía su varita para ello. Estaba a punto de pensar nuevamente porque rayos había querido salir a mitad de la noche al bosque, cuando sintió unos pasos acercarse, para su suerte se trataba de sus amigas. Sonrió al verlas llegar al fin, su presencia realmente tranquilizaba a la pequeña pelirroja. Pero aquella sonrisa se desvaneció al instante tras escuchar a Chloé - Por favor Benoit, si no te conociera diría que tienes miedo...- le dijo mirándola de reojo, aunque luego salió una risa de sus labios, sabía que no podía burlarse de su amiga pues... la que tenía miedo realmente era ella, pero no lo iba a reconocer jamás.

Nuevamente se le formo una sonrisa al sentir el beso en la mejilla por parte de su prima, tan tierna que estaba, incluso le sorprendió el gesto. -Pero Rosie.. ¿acaso no te emociona ser rebelde, aunque fuere una noche?- dijo tiernamente, pues hacía falta que hicieran alguna maldad y romper las reglas en el último tiempo, más que mal, el director y sus secuaces no podían salirse con la suya siempre y tenerlos como leones enjaulados, valga la redundancia. -Vamos chicas, la aventura nos espera- dijo alegremente tomándole un brazo a cada una, quedando Lily al medio, y así emprender camino hacia el bosque.

Miró la profundidad del bosque, más de una vez había ido a visitarlo, pero de día, donde aún se podía manejar y sobre todo no perderse. Sabía que el bosque era inmenso, más que eso, era infinito. Y le rezaba a Merlín que la excursión no se alargase demasiado, aunque hacía mucho tiempo que casi no podía conciliar el sueño hasta altas horas de la madrugada, o simplemente hacía que dormía, tampoco quería llegar muy tarde a la habitación. La reprimenda sería enorme si alguien las encontraba divagando por allí, si no se las comía antes algún animal del bosque. Aunque no sabía que era lo que prefería.

Rodó los ojos y hizo una pequeña mueca ante el comentario de la pelirroja más pequeña. Todo influía, tampoco es que le agradase merodear por esas horas en el bosque, contando con solo tres varitas para la iluminación. ¿A quién se le había ocurrido tan descabellada idea? Oh, sí, a Lily. Y todavía era más insensato ya que no traían consigo alguna lámpara de combustión para alumbrar mejor el camino. Eso era lo que ocurría cuando se hacían las cosas sin pensar y con prisa.
-No tengo miedo, Lils. Pero todo ha sido demasiado precipitado.- Contestó algo más calmada.

Intentó cambiar su actitud, hacía mucho tiempo que no las tenía tan juntas, después de todo lo que había pasado en el colegio muchas de las cosas que hacían en el pasado ahora era meramente imposible de hacer. Si las descubrían, les haría un Obliviate y al cuerno. Comenzaba a cansarse de tener tantas restricciones, de no poder hacer lo que un alumno normal debía de hacer. Suspiró, dándose la vuelta para ver las caras de sus amigas.
-Bueno, ¿entonces a qué estamos esperando?- Dijo con tono de ánimo. Ya no podía echarse atrás porque ya estaban las tres allí, por lo que entonces, se divertiría. Sí, Benoit quería divertirse.