I need somebody, help//Rose Weasley

Todo estaba mal, no entendía como todo había llegado a ser como era, el cambio apareció tan abruptamente, que fue como un balde de agua fría para mucho, trayéndonos a la realidad cuando los Mortifagos cruzaron aquella puerta, cuando la dirección fue tomada por un sombrío hombre y los Slytherin comenzaron hacer los que le dio la gana sin recibir advertencia alguna. Estaba en la clase de Encantamientos cuando me mandaron a llamar, la profesora Oswald dejo retirarme aunque podía ver que algo a regañadientes ya que estaba en medio de una explicación.

Era un estudiante de Gryffindor de cuarto para ser más exacta, Colin Calver, lo reconocía por que no era la primera vez que venía a mí por ayuda, ya que solía estar metido en constantes peleas o disputas que no le traerían ningún beneficio, aunque para mi sorpresa esta visita no se traba de él, sino de una niña de segundo. Llevándome hacia ella me contó la historia de lo sucedido, y sentí como todo caía a mis pies con cada palabra que el Gryffindor daba, la pequeña hija de muggles recibió las consecuencias de un castigo tan.. Injusto ¿Por qué otra palabra podía describirlo? Quedo llorando en medio del pasillo junto con Colin; como prefecta uno de mis deberes eran ayudarla pero lo hacía más por mí misma que por mis obligaciones.

Me quede junto a ella por largo rato, tan solo tenía doce años y fue torturada, simplemente no podía creerlo, no lo haría si no lo viera día a día con mis propios ojos. El tiempo paso y mi clase ya había llegado a su fin, y yo le seguía hablando y consolando. Junto con Colin la envié a la enfermería para que la revisen, ¿algo que la calme? Luego de ellos me dirigí hacia el gran comedor que estaba prácticamente vacío, y desde entonces ahí estuve, mirando con rabia a los estudiantes vestidos de escarlata riendo. Deje caer mi cabeza hacia adelante acunándola entre mi manos. Entonces fue cuando el leve chillido de una lechuza me llamo la atención, levante la mirada luego de varios segundos para ver la conocida figura volando sobre mí y siguiendo su rumbo sin parar, aunque no era necesario ya que dejo caer desde las alturas un pequeño papel.

Era la inconfundible letra de mi primo la que se encontraba plasmada en el fragmento de pergamino arrugado. Decía que nos viéramos en la sala común y hacia allí fui, aunque dudosa de sus palabras ¿transformación avanzada? Comencé a subir las escaleras, mirando de reojo las miradas directas de los que anteriormente se encontraban riendo en el gran comedor. Ya por el segundo piso releí nuevamente sus palabras y reí a la bajo negando con la cabeza, James y sus malditos mensajes. Sin hacerme notar de mas desvíe mi canino saliendo hacia los pasillos que acortaban el camino de la entrada principal al lago.

Distrayéndome con la hermosa vista del lago, fue tardía mi encuentro con mi primo. Me puse de cuclillas a su lado besado su mejilla y sentándome a su lado. – Si que hay una linda vista del lago – comente mientras flexionaba mis piernas abrazándolas.