un lugar solitario, oscuro y humedo (Fred Weasley)

este inicio de mes no había comenzado del todo bien, estúpido marzo, en definitiva la mayoría de los meses no era lo mio, vagaba por los pasillos viendo como las chicas y chicos estúpidos se reían de como una estúpida mosca pasaba al frente de ellos, con este tipo de mentalidad el mundo mágico en verdad estaba en problemas, seguí caminando sin ningún rumbo divagando en mis pensamientos y pensando en ser una mejor persona pero claro esos pensamientos no pasaban de ser mas que una pequeña voz en mi cabeza que nunca los cumpliría.

sin darme cuenta me encontraba en una larga hilera de escaleras hacia las mazmorras y que mejor lugar para pensar y ser tu mismo que un lugar frió húmedo oscuro solitario como lo era aquel lugar.
al terminar de bajas vi una equina perfecta casi corriendo me lance hacia ella tirándome como si fuera una niña pequeña boca arriba con manos extendidas y ojos cerrados, sin sentir nada mas el ruido de la soledad y lo oculto, podía sentir como mi pecho bajaba y subía lentamente disfrutando de el aire, podía sentir el frió del suelo y aunque me causaba leves escalofríos no me levantaría de ahí en un buen rato y no hubiera sido así sino asta que escuche unos pasos bajar las escaleras y ponerme un poco alerta pero restandole un poco de importancia dejando mi cuerpo cual y estaba...

Con Marzo, habían llegado los primeros trabajos agotadores. Y es que el fin del curso lectivo se acercaba y todos los profesores se empecinaban en dramatizar acerca de la importancia de los exámenes EXTASIS y como definirían el futuro de cada uno. Cosa a la que Fred no prestaba la menor atención. Si rendiría los EXTASIS era por la presión que ejercía en él su madre al respecto. Ya que con el ejemplo de su padre, quien había abandonado la escuela sin rendirlos, sabía que Fred podía "mal influenciarse". En lo que a Horus respectaba, todo aquello valía mierda mientras Bellatrix continuara ejerciendo el control y poder sobre el "nuevo" y ""legítimo"" director de Hogwarts.
Aun así, debía entregar -como siempre- tarde una tarea que debía de pociones y esa era la razón por la que estaba merodeando en su descenso tranquilo hacia las mazmorras.
Cuando por fin la suela de sus zapatos resonaron al rozar la fría piedra del suelo subterráneo del milenario castillo, tardó unos segundos hasta acostumbrarse a la penumbra que imbuía aquella tenebrosa y húmeda estancia. Apenas iluminada por escasas antorchas. Recorriendo el lugar, en una esquina, observó un cuerpo tendido. Por los bordes de su túnica identificó su casa, Slytherin. Y aquello le daba mala espina. Aun así era una silueta femenina y a una mujer no se la rechazaba nunca. O casi nunca. —¿Echando una siesta rápida o sufriendo las consecuencias de una noche alocada?— preguntó al cuerpo, esperando obtener alguna respuesta y sobre todo, esperando identificar de quién se trataba. Quizás, tomarse la molestia de entregar una tardía tarea de pociones desembocaría en algo, muchísimo más interesante. ¿Quién sabe? Los modos de Merlín para conducirnos a nuestro destino son más que inentendibles para meros mortales, mágicos o no.