¿Un pequeño concierto? # Scorpius H. Malfoy

A pesar que se encuentra en séptimo año, nunca le gusto la clase de Herbologia y mucho menos cuando una de las primeras clases, tenían que cambiar las plantas más chillonas de todo el planeta, casi se queda sin oído y eso que tenia puesto todo lo que corresponde para no sufrir ninguna consecuencia luego, pero así mismo casi se queda sorda aunque no sabe si exactamente lo que más le molestaba era estar haciendo eso o que la profesora disfrutara estar entre gritos y estar dando indicaciones por todos lados como si estuviera repartiendo golosinas o como si fuera la hada de los dientes. En fin, siempre fue horrible y cuando le tocaba tener esa clase, sus amigas por poco no la debían arrastrar para que fuera, nunca le gusto pero lo irónico es que le encanta estar en el invernadero, admirar las plantas nuevas o incluso arreglar alguna que otra ya que últimamente no la están cuidando a todas como se debe y bueno, alguien debe ser caritativo y hacerlo, además nunca fue un problema para ella ensuciarse sus manos por un tiempo, puede ser delicada en muchas otras cosas pero en esto no. No lo puede negar también es un lugar tranquilo para planear alguna broma.

Entra con cuidado al lugar, ignorando a los pocos alumnos que se está yendo, de seguro recién termina una clase, saluda con un movimiento de su cabeza a la profesora que se va con una sonrisa en el rostro más grande que ella, hace una mueca de disgusto ya que le da escalofríos cuando la gente sonríe tanto, de una forma muy exagerada y con mas razón si lo hace esa mujer, parece la hada de los dientes pero loca o maldita, vaya que manera de arruinar a un gran personaje inventado por los padres pero gracias a Merlin se lleva bien o sino no sabría como manejarla sin evitar decir un comentario irónico con respecto a la sonrisa cada vez que se encuentren pero la ventaja de ser todo lo contrario es que con un solo asentimiento de cabeza o un pequeño saludo, no la vuelves a ver más. Mira rápido a su alrededor y ve que no hay nadie, sonríe de lado, comienza a caminar mirando detenidamente cada una de las plantas para ver cual necesita algo y cual no, cuando encuentra que varias necesitan un pequeño arreglo, se va directamente  a buscar unas cosas que le van a servir pero justo se acuerda de una de una canción, bueno, una de sus favoritas.

- Midnight memories, oh oh oh. Baby you and me, stumbling in the street. Singing, singing, singing. –Canta con ganas mientras mueve su cuerpo al compas de la música que solamente suena en su cabeza

Desde muy pequeña le gusta cantar, fue por un tiempo a una academia cerca de su casa para canto, gracias a ello a mejorado bastante pero nunca fue aprender mas aunque por más que quisiera no podría ya que esta todo el año en Hogwarts, cuando al fin sale, bueno, ya está cerrado obviamente por las vacaciones y no puede inscribirse pero se conforma con lo que aprendió pero quizás algún día vuelva a retomar esos estudios. Y  este es otro motivo más a la lista por el cual le gusta estar aquí, puede cantar tranquilamente hasta incluso bailar, sin que nadie la interrumpa o la observe o bueno, eso cree ella.

Cada vez que canta se desconecta del mundo, de todo lo que sucede a su alrededor, es como si estuviera volando como un ave,  se siente libre. Así como hay personas que aman la sensación de libertad al volar, al leer un buen libro o incluso a salir de noche, ella también lo experimenta a su forma pero si se pone a profundizar no es solamente por esa sensación de libertad sino que se está conectando con su esencia, puede ser realmente quien es sin ninguna preocupación, esto no significa que durante todo el día es otra persona que finge lo que siente hasta dice, por supuesto que no ya que es una chica que va en contra de todo lo que tiene que ver mentir, fingir y demás, solo que es otra manera de demostrarse como es aparte de lo que demuestra durante todas las horas restante del año. Su mente es como si fuera un reproductor de música con una gran lista de canciones favoritas que tiene, lista para ser cantadas e bailadas, y es que cada canción se la acuerda de memoria y mientras las canta, también recuerda como es el sonido, logrando que baile.

Como era de esperarse al estar tan metida y concentrada en su mente, no escucha como alguien le había hablado y como está dando la espalda hacia la puerta, ignora también el hecho de que podría girarse y controlar que alguien más estuviera ahí acompañándola en silencio. Sigue bailando tranquilamente, la canción esta por la mejor parte de todas, esa que hace que se descontrole. — 5 foot something with the skinny jeans, don't look back, baby follow me, I don't know where I'm going but I'm finding my way —Canta con sus ojos cerrados, mueve su cabeza de un lado a otro, da una media vuelta bailando pero justamente cuando decide abrir sus ojos, se encuentra con la mirada de un chico.  En menos de un segundo su cuerpo se queda quieto, su voz desaparece por completo, lo único que queda de rastro de lo que ella estuvo haciendo en su cabello rubio que esta un poco despeinado,  respira profundamente mientras se saca sus auriculares, dejando a la luz el ritmo de la canción que estaba escuchando.

—¿Hace mucho que estas aquí?—Le pregunta con curiosidad aunque sin ningún rasgo de vergüenza o timidez, no es la primera vez que le pasa algo similar, claro, nunca le paso con el canto pero si la descubrieron haciendo bromas o siendo víctima de alguna que otra por parte de sus compañeros. Se queda observándolo detenidamente, rápidamente se da cuenta que pertenece a la casa de las serpientes pero no lo recuerda haber visto en alguna clase, de seguro es menor que ella, quizás solo un año, no parece que fuera tan chico.  —¿Buscabas algo de tranquilidad? —Le pregunta como para entablar una pequeña conversación, no quiere quedarse muda como una estatua con la persona que la acaba de encontrar de esa forma, además es muy sociable, así que tampoco por más que quisiera, le costaría estar callada todo el tiempo.

No lo va a negar la simple presencia del chico le molesta pero no porque le haya hecho algo antes ya que ni lo registra en su lista de ¨Serpientes molestas¨ sino que solamente con la actitud, la mirada que tiene, se  dio cuenta de cómo es y también de que su momento de tranquilidad, cantar, bailar y cuidar alguna que otra planta se vio completamente arruinada pero no se va a ir, mucho menos se dejará ganar por alguien menor que ella y encima un Slytherin, por más que esté en contra de juzgar a alguien sin conocer, no le interesa por esta vez no será como siempre aunque le dará una oportunidad de cambiar ese tono que acaba de utilizar o quizás simplemente le de una oportunidad de abandonar el invernadero. Alza su ceja al escuchar lo que le responde y buffa molesta. ¿Quién se cree? ¿El rey de Roma? Oh, por Merlín una pequeña sacudida que le de y sabrá como comportarse. —Te quedan dos invernaderos más para poder visitar o incluso hay mas lugares. —Le responde tranquilamente como si nada mientras se pone a echarle más tierra a una planta.

El grito que da una de las plantas, la hace poner tensa pero a pesar de eso sigue en lo suyo sin ni siquiera mirarlo, lo único que faltaba es que creyera que lo estaba admirando o algo así, con todos los chicos de esa casa, se puede esperar lo menos pensado. Al oír como le habla, lo mira a los ojos y luego mira a la planta por unos segundos. —Si lo fuera seria la mayor vergüenza de prefecta de todo Hogwarts, además mi listado de bromas no me lo permite. —le comenta mientras se acerca a el, agarra la planta que antes había gritado pero no la agarra asi nomas sino que la abraza, cosa que se asegura que no se la podrá arrebatar. —La verdad no pero por qué no te arrancas un mechón de tu cabello, quizás lo encuentres más divertido o mejor aun por qué no te rapas, vendes el cabello y ¡Oh! Matas a dos pájaros de un tiro. —Le responde mientras vuelve a su lugar con la planta, la coloca en la mesa con cuidado. Ella puede ser muy tranquila, bromista hasta pacifica pero si comienzas el pie izquierdo, prepárate no te dejara las cosas tan fáciles.

—Si quieres arrancar hojas de las plantas, te lo recomiendo que lo hagas en los otros invernaderos. No me interesa tus cosas o lo que vayas hacer aunque si decides lo mismo quedarte por lo menos, no la hagas gritar. Odio cuando gritan. —Le explica con paciencia intentando mantener la calma. Realmente quiere un poco de tranquilidad, paz, venia con el objetivo de poder distraerse, de disfrutar un buen momento pero ahora se ve amenazado gracias a ese chico del cual todavía ni siquiera sabe su nombre pero asi mismo no permitirá que se vea arruinado, total mientras no la moleste que haga lo que quiera.

Siempre ha sido como una dinamita, de un momento a otro puede estar lo más feliz de la vida para luego enfadarse como nunca lo ha hecho, y no, no tiene problemas de personalidad, estado de ánimos o alguna de esas cosas raras solo que es un poquito odiosa. Debe tranquilizarse, el chico debe ser así, su personalidad es así, no significa que le está buscando algún problema o una rivalidad pero últimamente con cada Slytherin que se cruza le buscan pelea, ni siquiera los mira o le dirige la palabra pero no importa, alguna serpiente algún comentario hiriente le hará por su status de sangre al igual que por ser por una leona, pero en este último tiempo, evita lo más posible todas las preguntas que tengan que ver con su sangre, muy pocas personas conocen que es hija de muggles y no porque que se avergüence ya que es todo lo contrario sino que, no quiere tener más problemas, suficiente con su dolor de cabeza profesional, esa serpiente de séptimo que la hace sacar de quicio en menos de un segundo.  

Lo mira confundida al ver como entre cierra los ojos aunque a la vez se siente un poco incomoda por la mirada que tiene, además nunca  nadie se queda observándola así, respira tranquilamente mientras sigue acomodando las plantas. Al oír como le responde, se ríe levemente y se queda mirándolo. -¿Gryffindor? ¿Por qué jamás? Podrías usar pelucas. —le comenta divertidamente, termina de arreglar algunas plantas, se limpia las manos por más que haya usado guantes, una vez que termina se queda mirándolo. —Pierce,  Aimeé Pierce me llamo, ¿Tu como te llamas?. Por cierto, al ver la mirada que pusiste cuando dije bromas, asumo que nunca hiciste una. —Le habla tranquilamente, dando una nueva oportunidad de llevarse bien o por lo menos de no ponerse de un mal humor increíble y es que cuando se enoja o se pone mal humorada ni siquiera ella misma se aguanta, además ha actuado muy apresurada, debe ir más lento, quizás, este chico no sea como los típicos de esa casa.

Debe admitir que la contestación que antes le había dado al chico, fue bastante ilógica o egoísta con respecto a lo que estaba intentando cuidar aunque en realidad estaba buscando su propia paz, tranquilidad sin importarle lo que le podría pasar a las otras plantas. —En realidad no, si lo estuvieras incendiando primero lo apagaría y bueno, no te gustaría lo que te haría. Es complicado de entender, no soy una amante de las plantas pero no me gusta que le hagan daño en frente de mis ojos pero sino lo veo, ya no duele tanto. —Intenta explicarle lo más claro posible aunque no cree que lo haya logrado. —¿Por qué estas aquí? Aparte de estar buscando tranquilidad. —Le pregunta mientras se sienta en un espacio que hay en una de las mesas llena de plantas.