Someone told me long ago there's a calm before the storm

Pese al buen tiempo que hacía fuera del castillo, la francesa había decidido pasar la mañana sentada sobre un escalón, por en medio de la gran escalera de caracol de la Torre Norte, donde arriba de éstas mismas se encontraba el aula de Adivinación. Su estado de ánimo no era inmejorable, por eso mismo prefería permanecer medio escondida, para así no tener que vérselas con las preguntas de sus amigos. Últimamente su felicidad había viajado como una montaña rusa, entre unas cosas y otras no sabía si sentirse bien o mal. Aunque permanecía neutral ante la lucha que persistía en el colegio, todo el mundo sufría de una forma u otra y realmente comenzaba a cansarse de todo aquello. Tampoco estaba pasando un buen momento personal, y al parecer ese mismo día se le habían juntado todos esos problemas, más alguno en particular que no la dejaba pensar en otra cosa.

Resopló por tercer vez mientras contemplaba sus rodillas desnudas, la única parte que se podía ver por debajo de su falda de uniforme. Se estiró para colocar bien un calcetín gris, los cuales eran largos y llegaban justo por debajo de las rodillas. Ya era tiempo para deshacerse de ellos ya que el verano se estaba aproximando, pero normalmente no le gustaba ir con las piernas descubiertas ya que sentía que le faltaba algo. Era una cosa extraña, pero al menos cierta para ella. Cuando terminó su pequeña tarea, tamborileó con la misma mano sobre la rodilla mientras desviaba la mirada hacia la ventana.