And I don't know why I can't keep my eyes off of you | B. Ackerley

El día estaba lo suficientemente agradable como para disfrutar de la madre naturaleza, quizás pasear por el lago o estar bajo un árbol admirando la belleza de los alrededores del castillo sería maravilloso. Lily adoraba las tardes que tenia libres, y le gustaba pasar tiempo disfrutando de las regalías que traía consigo la primavera, todo Hogwarts se llenaba de vida; los arboles volvían ser adornados por sus hojas, el césped se veía aun más lindo junto con las relucientes flores y en general todo era esplendido, a decir verdad, aquello ayudaba bastante a soportar las ridículas reglas que imponía la nueva dirección y todo el embrollo que esta había provocado en el último tiempo. Todo a la vista de la pelirroja era perfecto, todo menos el hecho que debía hacer sus deberes y precisamente era esa la razón por lo que la leona no podía ir a disfrutar la naturaleza que se imponía y en cambio le esperaba la biblioteca y un montón de libros por leer.

Decidida emprendió viaje hacia la biblioteca, era el lugar perfecto para sus responsabilidades, ya que, en su sala común era fácil la distracción y en los jardines mucho mas. Camino a paso firme y rápido, no quería perder ni un solo minuto pues los deberes no eran precisamente su cosa favorita y mientras antes estaba en la biblioteca, antes terminaba con ellos. Una vez llegado, se fue al final de esta, no quería interrupciones ni distracciones, así que se sentó lo más lejos que pudo de los pocos alumnos que se encontraban allí no sin antes tomar prestado todos los libros que utilizaría.

Abrió el primer libro de la gran pila que se encontraba junto a ella. La verdad que leer no era algo que le disgustara, pero aun así prefería no estar haciéndolo en esos momentos, pero no le quedaba más remedio pues no quería reprobar ninguna materia y causarle dolor de cabeza a su madre con ello, ese puesto ya estaba cubierto por James.

Si había algo que Byron agradecía en su presente, era el año en el que corría. No tenía nada de especial. O si, dado que los mortífagos por fin se habían hecho con el control de Hogwarts y en poco del Ministerio de la Magia. Sin embargo, lo que agradecía era estar en sexto año y no en quinto o séptimo. Ya que de esa forma no se enfrentaba a los TIMOs o a los EXTASIS. Por eso mismo, respecto al año pasado, notaba una relajante y total cantidad de tiempo libre extra. Algo que al principio le había agradado mucho. Y que con el paso del tiempo, acabó por aburrirle. Ojo, tampoco deseaba estar estresado y a las corridas con trabajos, ensayos, entregas y exámenes, como el año anterior. Pero había llegado al punto de una tarde libre como esa, hermosa, no tener otra cosa que hacer más que ir a leer un libro de interés a la biblioteca.

Y eso es lo que terminó haciendo, allí mismo se encontraba. Arrebujado en su túnica, se acomodaba plácido en una de las sillas de la ancestral fuente de conocimiento que era aquella biblioteca. Estaba en la sección prohibida leyendo un libro que buscaba enfocar las Artes Oscuras desde un nuevo punto de vista, dándoles más profundidad. Y hasta el capítulo que Umaroth había llegado, era pura basura. Acabó por dejar el libro en su lugar y volver a la sección de alumnos. La bibliotecaria no había exigido ni hecho muchas preguntas cuando Byron se entrometió en aquella sección sin siquiera avisar. Y aun así, el Slytherin no quería causar estragos. Entonces comenzó a pasear entre las estanterías, buscando algún que otro libro que pudiera distraerle aquella tarde, sin mucha esperanza. Y cuando estaba pasando por las secciones de atrás, cercano a terminar su recorrido, desembocó en una de las esquinas de la biblioteca, encontrándose con una mata de cabello rojizo que reconoció al instante.
De inmediato una vorágine de sentimientos emergieron en su interior, cual torbellino, instalándose en su bajo vientre, mientras las secuelas eran el vello erizado y un nerviosismo insoportable que le recorría de pies a cabezas. Frunció el ceño enfurecido, no podía ser tan débil, no ante ella. Y a la vez, no podía desear tanto yacer sobre su lecho y buscar sus labios con anhelo. Maldito fuera Merlín y el destino caprichoso que le jugaban esa mala pasada en su vida. —Potter…— masculló con un asco increíblemente bien fingido, mientras que al voltear ella, le clavaba sus ojos, fríos e inexpresivos pero que a la vez manifestaban un rechazo descomunal. Lo que en realidad eran la petición tácita de un abrazo.

Su estadía en la biblioteca al parecer aun no terminaría, pues con todo los libros que le quedaban por leer lo más seguro era que pasara la tarde entera allí. Pero no importaba, debía ser responsable y aun más si se trataba de sus estudios, o bueno eso trataba de hacer pues los trabajos que hacia los debía entregar dentro de dos días. Realmente se lamentaba por  dejar todo para última hora, pero sabía que de algún modo u otro los terminaría. Decidió no preocuparse más del asunto, más que mal ahora los estaba haciendo y mejor tarde que nunca era la frase que se repetía mentalmente para alivianar la culpa.

Y así decidida a terminar lo antes posible, termino de leer  los primeros párrafos de donde se suponía que debía extraer la idea principal. Sin embargo le estaban resultado más complicado de lo que le pareció en un principio, y francamente comenzaba a estresarse pues no podía hilar ni una bendita idea. Comenzó a releer nuevamente el párrafo con la esperanza de que la iluminación divina llegara y conectara sus neuronas flojas. Pero dado a que eso sería como esperar a que los cerdos vuelen opto por hacer otro deber menos complicado. Y a eso precisamente se dedicaba cuando escucho una voz. Aquella voz le era inconfundible, pues se trataba de la serpiente más desagradable de todo Hogwarts. Levanto la mirada claramente molesta por la presencia del chico. —Ackerley— pronuncio secamente. El era la última persona que esperaba encontrarse por allí, y aquello simplemente la descomponía. La verdad no sabía si la molestia al ver al moreno era real o simplemente fingía tratando de apaciguar el mar de sentimientos que le provocaba el slytherin.—Tal parece que te perdiste.. creía que las serpientes como tu eran más astutas— comento tratando de continuar con su lectura, pero para su desgracia ignorarlo le resultada difícil.