They said all changes when the sun goes down (Libre)

Apenas habían marcado las doce de la noche y yo aun estaba despierta, con los ojos rojos y cansados de tanto fijar la vista en el libro frente a mi únicamente iluminada por el haz de luz que salía de mi varita. Trasnochar iba a comenzar a pasarme factura a este paso, pero sencillamente estaba demasiado inquieta como para dormir. Quizás fueran nervios por los exámenes, o hambre ya que no había ido a cazar algo durante toda la semana, la cuestión era que nunca me dormía antes de las dos de la madrugada y luego me levantaba temprano para poder arreglarme a tiempo a pesar de las interrupciones de mis compañeras de cuarto. Realmente estaba deseando que el viernes llegada de una vez.

Soltando un suspiro coloque el libro sobre mi regazo, boca abajo para no perder la página por la que iba y me aparte reclinándome contra las almohadas cerrando mis ojos para que descansaran unos minutos. Sentí a Sam removerse entre las sabanas apretándose contra mis piernas obligándome a sonreír, como si hubiera sentido mis pensamientos e intentara reconfortarme. Me incline tomándole entre mis brazos acariciándole distraída unos instantes para luego suspirar bajando de la cama, dejando que el minino me siguiera a través del dormitorio, teniendo cuidado de ser sigilosa para no despertar a las demás y saliendo hasta la sala común donde Sam me adelanto sentándose en uno de los sofás para hacerse un ovillo y volver a dormir.

Mire envidiosa al minino, deseando tener su facilidad para dormir y sabiendo que volver a la cama no iba a servir más que para seguir dando vueltas me recogí el pelo y tomando mi chaqueta de lana para colocármela sobre el pijama y mi varita me acerque hasta la puerta de salida mirando a ambos lados antes de aventurarme a salir. Tenía que tener cuidado de no ser atrapada, lo sabía, pero con mis habilidades de vampiro era algo relativamente sencillo. Un pequeño paseo quizás me ayudaría a conciliar el sueño y sino, al menos me habría entretenido un rato por lo que susurrando “lumus” viendo como mi varita se iluminaba levemente permitiéndome ver el camino delante de mí.

Poco a poco fui subiendo los pisos teniendo que apagar la luz en un par de ocasiones para evitar ser vista pero localizando la puerta que ascendía a la torre de astronomía finalmente, permitiéndome salir a aquella especie de terraza con vistas a un cielo estrellado y todo el entorno del castillo a mis pies. Guardando mi varita esperando no volver a necesitarla en un buen tiempo me apretuje dentro de mi chaqueta. Había hecho bien en traerla conmigo, el viento soplaba con fuerza ahí arriba, revolviendo mis cabellos pero sin hacer mucho caso a ello me acerque hasta el borde, aprovechando el pequeño saliente para subirme de un salto sentándome con los pies colgando hacia fuera. Las vistas a semejante altura eran hermosas y aterradoras a partes iguales, pero definitivamente era un escenario mejor que seguir mirando el techo sobre mi cama.