AÑO 2022. DESPUÉS DE LA PRIMERA GUERRA MÁGICA, LA PAZ REINÓ DURANTE LARGOS AÑOS. AQUELLOS QUE LUCHARON EN LA GUERRA CONTRA EL MAL, HICIERON SUS FAMILIA Y ACTUALMENTE SUS HIJOS SE ENCUENTRAN ESTUDIANDO EN HOGWARTS DE MAGIA Y HECHICERÍA.
TODO ERA PAZ, HASTA QUE REGRESÓ BELLATRIX LESTRANGE, QUE VOLVIÓ DE ENTRE LAS SOMBRAS FINGIENDO SU MUERTE Y ADUEÑÁNDOSE DEL MUNDO MÁGICO Y MUGGLE, HASTA DE HOGWARTS. UN NUEVO DIRECTOR REINA EN EL COLEGIO VOLVIENDO TODO A SU ANTOJO, TOQUES DE QUEDA, LOS SLYTHERIN Y MORTÍFAGOS SON DUEÑOS DENTRO DEL COLEGIO. LOS VAMPIROS SE HAN UNIDO A LA CAUSA Y AHORA ALGUNOS ESTUDIAN EN HOGWARTS, TODO PARA ACABAR LO QUE UN DÍA EL SEÑOR TENEBROSO NO PUDO TERMINAR.
TODO ERA PAZ, HASTA QUE REGRESÓ BELLATRIX LESTRANGE, QUE VOLVIÓ DE ENTRE LAS SOMBRAS FINGIENDO SU MUERTE Y ADUEÑÁNDOSE DEL MUNDO MÁGICO Y MUGGLE, HASTA DE HOGWARTS. UN NUEVO DIRECTOR REINA EN EL COLEGIO VOLVIENDO TODO A SU ANTOJO, TOQUES DE QUEDA, LOS SLYTHERIN Y MORTÍFAGOS SON DUEÑOS DENTRO DEL COLEGIO. LOS VAMPIROS SE HAN UNIDO A LA CAUSA Y AHORA ALGUNOS ESTUDIAN EN HOGWARTS, TODO PARA ACABAR LO QUE UN DÍA EL SEÑOR TENEBROSO NO PUDO TERMINAR.
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Recuperando un poco del Pasado || Genevieve Snape
2 participantes
Finite Incantatem 2.0 :: .::Hogwarts Magia y Hechicería::. :: »Colegio« :: Torres :: Despacho del Director
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Recuperando un poco del Pasado || Genevieve Snape
-Algo va mal, algo va realmente mal-
Esos eran los pensamientos que me asaltaban una y otra vez cuando repasaba en mi mente los planes que tenía para esa noche. Si no fuera porque Gene me lo había pedido personalmente jamás me habría prestado para una empresa así, era más que una aventura osada, era casi un suicidio; por no mencionar que si nos atrapaban seguramente nos torturarían hasta que no quedara ni pizca de cordura en nuestras cabezas, o al menos eso esperaba para mí.
Sonreí con sorna mientras salía lo más calmadamente que podía de mi sala común, no era muy inspirador el pensar que tal vez le haría honor al nombre de mi abuela paterna y, al igual que ella, terminaría completamente loca en San Mungo sin idea de lo que pasaba más allá de mi pequeño cuarto de colores pastel. La simple idea de llegar a parecerme un poco más a la primera Alice Longbottom me provocó un horrible escalofrío que recorrió todo mi cuerpo, helándome hasta la punta del más largo de mis negros cabellos, pero que, contra todo pronóstico; me dio la entereza necesaria para aceptar el reto que se presentaba ante mí y mi mejor amiga serpiente. Respiré hondo tratando de aparentar que salía en una de mis rondas nocturnas como Premio Anual de Hufflepuff y me encaminé decididamente hacia las mazmorras, donde Gen me estaría esperando.
Cuando llegué a la entrada de las Mazmorras recorrí rápidamente el lugar con mis ojos, afortunadamente era una noche cerrada y la luna no delataría nuestros movimientos ante ningún irritante mirón que se atreviera a seguir nuestro camino. Esa era una de las ventajas que tenía el salir a “pasear” con una de las alumnas favoritas del Director, al parecer los mirones nos consideraban invisibles y podíamos andar a nuestras anchas siempre y cuando no molestáramos a su eminencia ni a ninguno de sus leales súbditos, puesto que al ser hija del exsubdirector de Hogwarts no me daba una buena reputación con los de “su clase” y ni por ser una de las mejores amigas de dos de sus alumnos favoritos me salvaría de una buena reprimenda, una que recordaría toda mi vida.
Mis pasos resonaban por el pasillo vacío en lo que trataba de sacar aquellos lúgubres pensamientos de mi cabeza, no es que quisiera menospreciar el peligro, no me parecía a Frank en eso, sino más bien trataba de evitar que me diera un ataque en pleno corredor y arruinarle la sorpresa a mi mejor amiga. Sabía de antemano que no todos los días se recibía la noticia de que el recuadro de tu difunto padre aún se encontraba encerrado en uno de los cuartos más seguros que conoces y menos aún que este todavía tenía vida, si es que a eso se le podía llamar vida, y que de alguna manera; si eras lo suficientemente valiente o estúpido y lograbas forzar la entrada a la dichosa habitación, podrías hablar con él y conocer al menos durante un breve instante de tiempo, a la persona que, en cierta manera, te había dado la vida.
Aún podía recordar la expresión en los azules ojos de Genevieve cuando se enteró de que el cuadro del ex Director Severus Snape aún reposaba en el Despacho Principal, recuerdo como sus ojos se anegaron con las lágrimas que ella no permitió salir y como resonaron los gritos de aquel infeliz que se había atrevido a hablar de su padre enfrente de ella. Todos aquellos que tenían el gusto de conocerla personalmente sabían que el difunto profesor era un tema tabú para la rubia y que, aunque lo negara repetidamente y con mucho énfasis, uno de sus mayores deseos era tener la oportunidad de hablar con él a solas, conocer al padre que debió haber tenido pero que la guerra le arrebató, al igual que la gran mayoría de los que habían sufrido en la Segunda Guerra Mágica. Fue exactamente eso, la expresión de sus ojos, lo que me convenció de llevármela aparte en medio de una tortura y ofrecerle la oportunidad que ella sola no se daría, puesto que era demasiado orgullosa para ello.
Y allí estaba ahora, parada frente a la entrada de la Sala Común con mi capa negra entrelazada entre mis manos, con las facciones ligeramente descontroladas y con un pequeño temblor en mi ceja derecha; todo para poder llevar a alguien especial a tener un momento especial con su persona especial, realmente debería estar volviéndome loca. Comenzaba a desesperarme y a morder mi labio repetidamente cuando unos suaves pasos me anunciaron su presencia, desvié mi vista lo suficiente como para asegurarme de que era ella y, con una sonrisa ligeramente torcida, comencé a caminar en sentido contrario del que me había traído hasta ese lugar, tratando de ocultar el nerviosismo que me embargaba en lo que le preguntaba con una voz ligeramente temblorosa:
-¿Y bien, estas lista para la aventura suicida de esta noche?-.
Esos eran los pensamientos que me asaltaban una y otra vez cuando repasaba en mi mente los planes que tenía para esa noche. Si no fuera porque Gene me lo había pedido personalmente jamás me habría prestado para una empresa así, era más que una aventura osada, era casi un suicidio; por no mencionar que si nos atrapaban seguramente nos torturarían hasta que no quedara ni pizca de cordura en nuestras cabezas, o al menos eso esperaba para mí.
Sonreí con sorna mientras salía lo más calmadamente que podía de mi sala común, no era muy inspirador el pensar que tal vez le haría honor al nombre de mi abuela paterna y, al igual que ella, terminaría completamente loca en San Mungo sin idea de lo que pasaba más allá de mi pequeño cuarto de colores pastel. La simple idea de llegar a parecerme un poco más a la primera Alice Longbottom me provocó un horrible escalofrío que recorrió todo mi cuerpo, helándome hasta la punta del más largo de mis negros cabellos, pero que, contra todo pronóstico; me dio la entereza necesaria para aceptar el reto que se presentaba ante mí y mi mejor amiga serpiente. Respiré hondo tratando de aparentar que salía en una de mis rondas nocturnas como Premio Anual de Hufflepuff y me encaminé decididamente hacia las mazmorras, donde Gen me estaría esperando.
Cuando llegué a la entrada de las Mazmorras recorrí rápidamente el lugar con mis ojos, afortunadamente era una noche cerrada y la luna no delataría nuestros movimientos ante ningún irritante mirón que se atreviera a seguir nuestro camino. Esa era una de las ventajas que tenía el salir a “pasear” con una de las alumnas favoritas del Director, al parecer los mirones nos consideraban invisibles y podíamos andar a nuestras anchas siempre y cuando no molestáramos a su eminencia ni a ninguno de sus leales súbditos, puesto que al ser hija del exsubdirector de Hogwarts no me daba una buena reputación con los de “su clase” y ni por ser una de las mejores amigas de dos de sus alumnos favoritos me salvaría de una buena reprimenda, una que recordaría toda mi vida.
Mis pasos resonaban por el pasillo vacío en lo que trataba de sacar aquellos lúgubres pensamientos de mi cabeza, no es que quisiera menospreciar el peligro, no me parecía a Frank en eso, sino más bien trataba de evitar que me diera un ataque en pleno corredor y arruinarle la sorpresa a mi mejor amiga. Sabía de antemano que no todos los días se recibía la noticia de que el recuadro de tu difunto padre aún se encontraba encerrado en uno de los cuartos más seguros que conoces y menos aún que este todavía tenía vida, si es que a eso se le podía llamar vida, y que de alguna manera; si eras lo suficientemente valiente o estúpido y lograbas forzar la entrada a la dichosa habitación, podrías hablar con él y conocer al menos durante un breve instante de tiempo, a la persona que, en cierta manera, te había dado la vida.
Aún podía recordar la expresión en los azules ojos de Genevieve cuando se enteró de que el cuadro del ex Director Severus Snape aún reposaba en el Despacho Principal, recuerdo como sus ojos se anegaron con las lágrimas que ella no permitió salir y como resonaron los gritos de aquel infeliz que se había atrevido a hablar de su padre enfrente de ella. Todos aquellos que tenían el gusto de conocerla personalmente sabían que el difunto profesor era un tema tabú para la rubia y que, aunque lo negara repetidamente y con mucho énfasis, uno de sus mayores deseos era tener la oportunidad de hablar con él a solas, conocer al padre que debió haber tenido pero que la guerra le arrebató, al igual que la gran mayoría de los que habían sufrido en la Segunda Guerra Mágica. Fue exactamente eso, la expresión de sus ojos, lo que me convenció de llevármela aparte en medio de una tortura y ofrecerle la oportunidad que ella sola no se daría, puesto que era demasiado orgullosa para ello.
Y allí estaba ahora, parada frente a la entrada de la Sala Común con mi capa negra entrelazada entre mis manos, con las facciones ligeramente descontroladas y con un pequeño temblor en mi ceja derecha; todo para poder llevar a alguien especial a tener un momento especial con su persona especial, realmente debería estar volviéndome loca. Comenzaba a desesperarme y a morder mi labio repetidamente cuando unos suaves pasos me anunciaron su presencia, desvié mi vista lo suficiente como para asegurarme de que era ella y, con una sonrisa ligeramente torcida, comencé a caminar en sentido contrario del que me había traído hasta ese lugar, tratando de ocultar el nerviosismo que me embargaba en lo que le preguntaba con una voz ligeramente temblorosa:
-¿Y bien, estas lista para la aventura suicida de esta noche?-.
Re: Recuperando un poco del Pasado || Genevieve Snape
La luz de la luna entraba por la ventana y le permitía ver su reflejo en el espejo. Sus ojos estaban rojos por haber retenido durante tantas horas el llanto y la garganta le dolía a causa de que quiso aguantar las ganas de llorar frente a la escuela, no señor, Genevieve Snape no iba a llorar frente a nadie que no fuera su más íntimo, aquellos que tenían el privilegio de que mostara una emoción sincera. No muchos se lo ganaban ahora que lo pensaba. Soltó un suspiro, intentando tranquilizarse a cusa de los nervios que sentía. Estaba completamente sola en la habitación puesto que sus compañeras estaban perdidas en sus sueños y casi podía apostar que las intimidaba, fuera o no cierto. Tomó el morral y una capa negra, algo para pasar desapercibida en la oscuridad dela noche. Dentro de su morral iba la varita y un par de pociones embotelladas que llevaba en caso de emergencia. Si algo había heredado de su padre (según los que lo conocieron) aparte del carácter era la gran habilidad para hacer pociones, lo llevaba en las venas y le hacía sentir orgullosa.
Entonces recordó por que estaba ahí, parada a la mirad de la noche, vestida de negro para variar. Hace unos días, un imbécil había osado hablar de su padre, y en su cara. Genevieve había mantenido al margen por que sabía que me observaba medio mundo en el Gran Comedor y además, porque su otra personalidad, Santana, amenazaba con saltar de la silla y arrancarle el corazón con ayuda de sus manos,sí, Santaba llegaba a ser muy agresiva y sobre todo cuando se trataba de su padre. Había contendio a Santana bastante bien, al menos hasta que llego al pasillo donde se encontraba Demetri. No pudo contenerse más y al verla, ambos entraron al salón y Genevieve le contó todo, aun reprimiendo el llanto por mero orgullo. Y después vino la parte dolorosa de la cosa, Demetri le hablo de Severus. Al menos le dijo lo poc que sabía, pero lo que derramo la gota en el vaso de Genevieve fue enterarse de que había un retrato de su padre en el despacho del director. Al escuchar eso sus ojos brillaron de malicia.
Genevieve le dedicó una sonrisa triste a su reflejo. Una poco de esperanza había nacido en su interior y una serie desentimientos encontrados se produjo en su interior que lo único que llego a hacer fue ir al baño de Myrtle la llorona. La fantasma se regodeó al verla en un estado deplorable. Pero a Genevieve no le importo, esa fantasma fracasada era una molestia menor, algo que no importaba. La Slytherin tenia un par de cosas en mente. Una serie de ideas rondaba su cabeza y al salir por el pasillo que dirgía a su casa, se encontro con Alice. Su mejor amiga, como la extrañaba y la necesitaba en aquel momento, pero no se lo dijo, Genevieve confiaba en que Alice la entenderia, después de tanto tiempo de conocer la personalidad de ella.
Salió de la su habitación en dirección a la sala común y se sintió diferente a otras ocasiones. Aun no podía creer que estuviera a punto de cumplir su más grande deseo y en cierta forma, un trauma y obsesión que tenía desde hace ya varios años. Por primera vez, iba a conocer a su padre. Iba a verlo y probablemente y con tiempo, hablaría con él mediante su retrato. Aquello provoco un vuelvo descontrolado en su corazón y en su estómago, y avanzo a paso vacilante. No iba a arrepentirse ante la propuesta de Alice, a cambio de ese enorme favor, protegería a Alice de todos en el colegio, inclusive del director. Se lo debía, Genevieve estaría totalmente agradecida con Alice, pasará lo que pasrá en el despacho del director. La joven se puso la capa y con morral colgado en la espalda, salió de la sala común al pasillo.
Fuera corría una fría brisa invernal a causa de la estación del año. Adoraba los días fríos, oscuros y más las noches como aquella. Se deslizó por el pasillo, con pasos sigiloso aunque aun resonaban en el pasillo con mucha suavidad, pues llego a captar la atención de otro invitado en la mazmorra. Pronto reconoció a su amiga, pero no sonrió, no podía hacerlo ahora, mantuvo su rostro inexpresivo y se acerco a ella, con su mirada, intento explicarle como se sentía y la razón por la cual estaba tan seria, temía estallar.
—Gracias Alice, por esto—dijo con voz neutra—Si, estoy lista, aunque no tienes que venir conmigo, si no quieres—Genevieve la necesitaba, estaba claro que no podía hacerlo solo, aunque su orgullo no le permitió decirselo con claridad. De algo estaba segura, esa noche iba a llorar y sufrir mucho. Soltó un suspiro, iba a conocerlo, estaba a unos minutos de hacerlo, su estómago acompaño al corazón en otro vuelvo descontrolado, Genevieve miro a Alice y formó una sonrisa, lo más natural que pudo.
Entonces recordó por que estaba ahí, parada a la mirad de la noche, vestida de negro para variar. Hace unos días, un imbécil había osado hablar de su padre, y en su cara. Genevieve había mantenido al margen por que sabía que me observaba medio mundo en el Gran Comedor y además, porque su otra personalidad, Santana, amenazaba con saltar de la silla y arrancarle el corazón con ayuda de sus manos,sí, Santaba llegaba a ser muy agresiva y sobre todo cuando se trataba de su padre. Había contendio a Santana bastante bien, al menos hasta que llego al pasillo donde se encontraba Demetri. No pudo contenerse más y al verla, ambos entraron al salón y Genevieve le contó todo, aun reprimiendo el llanto por mero orgullo. Y después vino la parte dolorosa de la cosa, Demetri le hablo de Severus. Al menos le dijo lo poc que sabía, pero lo que derramo la gota en el vaso de Genevieve fue enterarse de que había un retrato de su padre en el despacho del director. Al escuchar eso sus ojos brillaron de malicia.
Genevieve le dedicó una sonrisa triste a su reflejo. Una poco de esperanza había nacido en su interior y una serie desentimientos encontrados se produjo en su interior que lo único que llego a hacer fue ir al baño de Myrtle la llorona. La fantasma se regodeó al verla en un estado deplorable. Pero a Genevieve no le importo, esa fantasma fracasada era una molestia menor, algo que no importaba. La Slytherin tenia un par de cosas en mente. Una serie de ideas rondaba su cabeza y al salir por el pasillo que dirgía a su casa, se encontro con Alice. Su mejor amiga, como la extrañaba y la necesitaba en aquel momento, pero no se lo dijo, Genevieve confiaba en que Alice la entenderia, después de tanto tiempo de conocer la personalidad de ella.
Salió de la su habitación en dirección a la sala común y se sintió diferente a otras ocasiones. Aun no podía creer que estuviera a punto de cumplir su más grande deseo y en cierta forma, un trauma y obsesión que tenía desde hace ya varios años. Por primera vez, iba a conocer a su padre. Iba a verlo y probablemente y con tiempo, hablaría con él mediante su retrato. Aquello provoco un vuelvo descontrolado en su corazón y en su estómago, y avanzo a paso vacilante. No iba a arrepentirse ante la propuesta de Alice, a cambio de ese enorme favor, protegería a Alice de todos en el colegio, inclusive del director. Se lo debía, Genevieve estaría totalmente agradecida con Alice, pasará lo que pasrá en el despacho del director. La joven se puso la capa y con morral colgado en la espalda, salió de la sala común al pasillo.
Fuera corría una fría brisa invernal a causa de la estación del año. Adoraba los días fríos, oscuros y más las noches como aquella. Se deslizó por el pasillo, con pasos sigiloso aunque aun resonaban en el pasillo con mucha suavidad, pues llego a captar la atención de otro invitado en la mazmorra. Pronto reconoció a su amiga, pero no sonrió, no podía hacerlo ahora, mantuvo su rostro inexpresivo y se acerco a ella, con su mirada, intento explicarle como se sentía y la razón por la cual estaba tan seria, temía estallar.
—Gracias Alice, por esto—dijo con voz neutra—Si, estoy lista, aunque no tienes que venir conmigo, si no quieres—Genevieve la necesitaba, estaba claro que no podía hacerlo solo, aunque su orgullo no le permitió decirselo con claridad. De algo estaba segura, esa noche iba a llorar y sufrir mucho. Soltó un suspiro, iba a conocerlo, estaba a unos minutos de hacerlo, su estómago acompaño al corazón en otro vuelvo descontrolado, Genevieve miro a Alice y formó una sonrisa, lo más natural que pudo.
Genevieve S. Snape- Estudiante Slytherin
- Mensajes : 36
Fecha de inscripción : 04/02/2014
Re: Recuperando un poco del Pasado || Genevieve Snape
La sentí llegar incluso antes de que se acercara, aunque la noche era cerrada y la iluminación fuera escasa conocía muy bien la presencia de Gene, especialmente su aroma especiado, por lo que cuando una figura encapuchada se acercó desde el pasillo hasta mi posición no hice señas de alarmarme. Pude percatarme de que su ánimo era más bien sombrío, sabía muy bien que ella no querría que la viera en una posición débil y, que aunque sabía que yo jamás revelaría nada de lo que se hiciera esta noche, no estaba dispuesta a dejarse llevar por sus emociones; al menos no por el momento.
-No hay de que- le respondí, con una pequeña sonrisa en la comisura de mis labios, los cuales se fruncieron un poco ante el extraño tono plano de su voz- ¿Cómo no iba a ir contigo? –le repuse, escuchando su respuesta ante mi elocuente pregunta –fui yo la que propuse esta descabellada idea y me quedaré contigo hasta el final-rodee los ojos y suspiré con una actitud tal vez un poco exagerada; no quería que Gen creyera que tomaba las cosas a la ligera más no podía evitar exaltarme, si había aceptado acompañarla esa noche era por lo mucho que sabía que significaba para ella y por lo mucho que me aliviaría verla feliz aunque fuera por unos breves instantes.
Los minutos pasaban y la empresa se volvía cada vez más peligrosa, le hice una mueca a mi amiga y con una ligera inclinación de cabeza la invite a que avanzara conmigo. Después de una meticulosa investigación y el quedarme debiendo varios favores a Jamie Potter, había podido averiguar las horas en las que el despacho del Director se quedaba a solas en lo que este salía a hacer “encargos” o a pasear por el pueblo de noche. Nade sabía lo que el gran Director de Hogwarts hacía en sus “periodos libres” y, con el miedo que casi todos le teníamos, estaba segura de que a ninguna persona se le había ocurrido preguntar, sin embargo, lo que a mí me había importado era conocer con exactitud sus horarios y planificarlos para ordenar sus misteriosas salidas, tomando tanto el tiempo que se quedaba fuera del colegio como el tiempo que tardaba en llegar hasta la puerta principal tomando las escaleras de caracol encantadas.
Como modo de precaución había puesto hechizos de reconocimiento que me ayudarían a saber el momento exacto en el que nuestro querido jefe arribara nuevamente a la escuela, pasando por cualquiera de las entradas del gran castillo puesto que, después de todas las investigaciones realizadas, sabía que a él le gustaba entrar por cualquier parte que lo llevara a algún lugar diferente que el día pasado, tomando pocas veces la opción de entrar por la puerta principal del Colegio. Después de que comenzara a sonar el pequeño dije que llevaba colgado a la muñeca y que estaba ligado con el hechizo de localización contábamos apenas con unos cuantos minutos para salir corriendo del despacho y regresar a nuestras respectivas salas comunes o fingir que hacíamos guardia en alguno de los pasillos anteriores a la torre del Director puesto que si este nos cachava merodeando por sus propiedades, el castigo sería severo y ejemplar, cosa que no estaba dispuesta a experimentar.
Nuestros pasos comenzaron a resonar por los anteriormente silenciosos pasillos mientras que trataba de continuar con mi farsa de “Premio Anual cumpliendo con su deber”. No sabía si Gen me había seguido o se había retrasado para despistar a cualquier mirón más podía sentir todavía su reconfortante presencia detrás de mí, caminando tranquilamente y espantando a cualquiera que llegara a reconocer su elegante figura, pues todos ya sabían que no les convenía meterse con cualquiera del trío Plateado de Slytherin, o al menos así era como los llamaban. Mis pasos fueron perdiendo ritmo en lo que ascendíamos por las múltiples escaleras que nos llevarían hasta las torres más lejanas del silencioso Castillo, ambas sabíamos que teníamos que ser muy cuidadosas en cualquiera de nuestros movimientos porque, aún fuera la persona más lumbrera de todo Hogwarts, llegaría a la misma conclusión sospechosa de preguntarse qué demonios hacían la hija del profesor de Herbología con la hija del exdirector Severus Snape paseando por las noches en los pasillos que llevaban a las partes más remotas del colegio.
Sin saber exactamente como, logré llegar desapercibida hasta el rellano que daba a la estatua de la gárgola que vigilaba la puerta secreta. Disimuladamente me di la vuelta buscando a Gene con la mirada y esperando que me hubiese seguido, aunque con la total oscuridad que reinaba en el pasillo distinguir su silueta encapuchada era tan difícil como tratar de encontrar una aguja diminuta en un pajar lleno de aún más agujas y, por si fuera poco, con los ojos vendados. Una extraña opresión en mi pecho comenzó a embargarme y mis pensamientos comenzaron a tornarse ligeramente desesperados y dementes, llevándome a preguntarme una y otra vez si había sido buena idea el no detenerme a esperarla y que si tal vez la habían atrapado y regresado a su habitación. Podía notar como mi respiración comenzaba a agitarse y en un trémulo pero aun así, en un trémulo y tembloroso susurro, logré preguntar: -Gen…¿Gen, donde estás?-.
-No hay de que- le respondí, con una pequeña sonrisa en la comisura de mis labios, los cuales se fruncieron un poco ante el extraño tono plano de su voz- ¿Cómo no iba a ir contigo? –le repuse, escuchando su respuesta ante mi elocuente pregunta –fui yo la que propuse esta descabellada idea y me quedaré contigo hasta el final-rodee los ojos y suspiré con una actitud tal vez un poco exagerada; no quería que Gen creyera que tomaba las cosas a la ligera más no podía evitar exaltarme, si había aceptado acompañarla esa noche era por lo mucho que sabía que significaba para ella y por lo mucho que me aliviaría verla feliz aunque fuera por unos breves instantes.
Los minutos pasaban y la empresa se volvía cada vez más peligrosa, le hice una mueca a mi amiga y con una ligera inclinación de cabeza la invite a que avanzara conmigo. Después de una meticulosa investigación y el quedarme debiendo varios favores a Jamie Potter, había podido averiguar las horas en las que el despacho del Director se quedaba a solas en lo que este salía a hacer “encargos” o a pasear por el pueblo de noche. Nade sabía lo que el gran Director de Hogwarts hacía en sus “periodos libres” y, con el miedo que casi todos le teníamos, estaba segura de que a ninguna persona se le había ocurrido preguntar, sin embargo, lo que a mí me había importado era conocer con exactitud sus horarios y planificarlos para ordenar sus misteriosas salidas, tomando tanto el tiempo que se quedaba fuera del colegio como el tiempo que tardaba en llegar hasta la puerta principal tomando las escaleras de caracol encantadas.
Como modo de precaución había puesto hechizos de reconocimiento que me ayudarían a saber el momento exacto en el que nuestro querido jefe arribara nuevamente a la escuela, pasando por cualquiera de las entradas del gran castillo puesto que, después de todas las investigaciones realizadas, sabía que a él le gustaba entrar por cualquier parte que lo llevara a algún lugar diferente que el día pasado, tomando pocas veces la opción de entrar por la puerta principal del Colegio. Después de que comenzara a sonar el pequeño dije que llevaba colgado a la muñeca y que estaba ligado con el hechizo de localización contábamos apenas con unos cuantos minutos para salir corriendo del despacho y regresar a nuestras respectivas salas comunes o fingir que hacíamos guardia en alguno de los pasillos anteriores a la torre del Director puesto que si este nos cachava merodeando por sus propiedades, el castigo sería severo y ejemplar, cosa que no estaba dispuesta a experimentar.
Nuestros pasos comenzaron a resonar por los anteriormente silenciosos pasillos mientras que trataba de continuar con mi farsa de “Premio Anual cumpliendo con su deber”. No sabía si Gen me había seguido o se había retrasado para despistar a cualquier mirón más podía sentir todavía su reconfortante presencia detrás de mí, caminando tranquilamente y espantando a cualquiera que llegara a reconocer su elegante figura, pues todos ya sabían que no les convenía meterse con cualquiera del trío Plateado de Slytherin, o al menos así era como los llamaban. Mis pasos fueron perdiendo ritmo en lo que ascendíamos por las múltiples escaleras que nos llevarían hasta las torres más lejanas del silencioso Castillo, ambas sabíamos que teníamos que ser muy cuidadosas en cualquiera de nuestros movimientos porque, aún fuera la persona más lumbrera de todo Hogwarts, llegaría a la misma conclusión sospechosa de preguntarse qué demonios hacían la hija del profesor de Herbología con la hija del exdirector Severus Snape paseando por las noches en los pasillos que llevaban a las partes más remotas del colegio.
Sin saber exactamente como, logré llegar desapercibida hasta el rellano que daba a la estatua de la gárgola que vigilaba la puerta secreta. Disimuladamente me di la vuelta buscando a Gene con la mirada y esperando que me hubiese seguido, aunque con la total oscuridad que reinaba en el pasillo distinguir su silueta encapuchada era tan difícil como tratar de encontrar una aguja diminuta en un pajar lleno de aún más agujas y, por si fuera poco, con los ojos vendados. Una extraña opresión en mi pecho comenzó a embargarme y mis pensamientos comenzaron a tornarse ligeramente desesperados y dementes, llevándome a preguntarme una y otra vez si había sido buena idea el no detenerme a esperarla y que si tal vez la habían atrapado y regresado a su habitación. Podía notar como mi respiración comenzaba a agitarse y en un trémulo pero aun así, en un trémulo y tembloroso susurro, logré preguntar: -Gen…¿Gen, donde estás?-.
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Vie Mar 24, 2023 8:16 pm por Chloé E. Benoit
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Vie Mayo 01, 2020 7:17 pm por Invitado
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Jue Feb 05, 2015 5:49 pm por Invitado
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Lun Nov 17, 2014 7:27 am por Invitado
» Shadow Flames || Cambio de botón { Élite }
Sáb Oct 25, 2014 7:38 am por Invitado
» Avada Kedavra -Foro nuevo- (Afiliación Élite)
Miér Oct 01, 2014 1:54 pm por Invitado
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Lun Sep 29, 2014 5:25 pm por Calliope A. Nott
» ¿Quieres rolear?
Dom Sep 28, 2014 10:26 am por Ethan N. Schwart
» Registro de empleo
Lun Sep 01, 2014 3:33 pm por Idris Biersack