Buscamos y buscamos.. que encontraremos?// Albus

luego de salir de la sala de trofeos, la charla fue amena, solo seguiamos a nuestros pies, sin hilar los pensamientos, si queriamos accion o al menos entreternos, el bosque era un buen sitio, yo le seguia a el, y probablemente el me siguiera a mi, sonrei de medio lado al ver la arboleda espesa y tenebrosa, no era mi primera vez aqui, no sentia temor, si algo de recelo, pues uno nunca sabia que podia pasar por aqui.
-entonces, aqui estamos-mencione sin mirarle, me quite el bolso, sabia que por ahi cerca debia de haber un arbol hueco, asi que busque uno hasta encontrarlo y meti mi bolso dentro. mire a Al, y me encoji de hombros, no queria que el bolso lleno de libros estuviera estorbandome.
- entonces nos adentramos ?-pregunte, un dejo de malicia se dejo notar en mi voz, presentia que nos encontrariamos con algo bueno, o era a lo mejor lo que esperaba, que importaba, mientras no nos toparamos con nadie del colegio, todo estaria bien, o eso creia.
me cerciore de que mi varita estuviera en su lugar, y me ate el pelo en una coleta.

Camino a su lado con aparente gusto, pero no, no es solo una apariencia; no se trata de fingir, no con ella. Porque Dom sabe lo que soy, incluso antes que yo mismo estuviera seguro de lo que hacía, porque así es ella, una chicas bastante perspicaz. Y a diferencia del resto de mi familia, es la única con la que me siento lo bastantemente cercano y en confianza ―dentro de lo posible― como para mostrar mi yo que nulamente se deja ver.

Nos detenemos en el el limite de los terrenos del colegio, allí donde la "seguridad" termina y el peligro puede sentirse. El bosque jamás cambia su aspecto sin importar la época del año en la que se encuentre, siempre sombrío y desconocido. No negaría que me había adentrado en sus fauces en alguna ocasión ―más por obligación que por placer―, esta vez me presentaba voluntariamente para ser engullido. Por una vez quería pensar que actuaba como un Weasley más, uno que desafiaba las normas y la autoridad, uno que no se preocupaba por lo que le sucediera siempre y cuando eso significase aventura y diversión, uno que fuera solo eso, un Weasley. Quiere olvidar por un momento lo que es tener un apellido o un nombre, porque no importaba cuando lo negara, yo no poseía nada, ni un nombre, nada era mío y ansiaba con todas mis fuerzas que eso cambiara.

Guardo silencio mientras observo los imponentes árboles que franquean la entrada a este templo ―aunque quizá fortaleza le queda mejor― las copas son lo bastante densas como para no dejar que los rayos de sol atraviesen, por lo que la temperatura también es menor. Sin decir nada aún, miro a Dominique moverse y poner a salvo sus pertenencias. Yo por mi parte saco mi varita de entre mi túnica y le otorgo un tamaño lo suficientemente pequeño a mis cosas como para que entren en uno de mis bolsillos y no sean molestia alguna. Una vez guardados, asiento con firmeza a la invitación lanzada por la rubia y camino con paso decidido.

Los segundos pasan y seguimos avanzando, casi conteniendo el aliento con todos nuestros sentidos alertas. Muchas cosas se rumorean en el castillo sobre lo que puede haber aquí dentro, y yo jamás he llegado lo suficientemente lejos como para comprobarlo. Me detengo en seco cuando escucho crujir algo de maleza a nuestro alrededor. ―¿Oíste algo?― pregunto a mi compañera de aventura en un bajo susurro. no soy especialmente propenso a asustarme, o eso me digo para mantener la calma, pero igual espero que solo sea la adrenalina y mi imaginación jugandome una mala broma.

Pues bien ya nos habiamos internado lo suficienta, en verdad demasiado pero era la idea. Por mi parte hubo una ocasion que ya me habia extrabiado aunque solo habia sido desorientacion pues estaba a unos metros.

que cosa? susurre poniendo mas atencion a mi alrededor. Escuche el romper de ramas al ser pisadas, mierda, pense sacando la varita sin levantarla. No podia estar segura dede  lo que fuera aunque estaba segura que otro  alumno no era. Algun centauro talvez si era asi esperaba que fuera uno amigable.e recorrio un escofrio por la espalda me acerque mas a albus y contuve la respiracion. Me me mentalizaba para lo peor.
Sabia un par de cosas si eran cen tauros, pues tendria que tener una compostura enorme. Aunque si teniamos suerte y dudaba que la tuvieramos talvez era otra cosa pero a estas alturas pues quien sabia.
El ruido se hizo mas fuerte y mas cercano . El rostro se me contrajo. No era miedo o al menos eso querka hacerme creer.

Escucho atento, esperando a que el sonido que acabo de percibir se repita de nuevo. A mi lado, Dom toma la misma precaución que la mía. Estoy seguro de que si ha sido una alucinación mía me sentiré mal por auto-asustarme, y de paso por hacer que mi prima se preocupara por nada. Quizá después de todo, al final nos reiremos de mis bobadas. Observo con cuidado donde las ramas de algunos arbustos parecen moverse perceptiblemente, pero en mitad de esta oscuridad realmente no puedo alcanzar a distinguir algo con nitidez. Los segundos pasan y con cada uno, un lejano golpeteo se intensifica. Puedo sentir como la tierra tiembla bajo mis pies, aumentando. Para cuando una imagen se materializa en mi cabeza, el ruido se detiene de golpe.

Giro levemente el rostro para intercambiar una mirada llena de preguntas con Dom, pero su cara expresa la misma incertitud que la mía. El silencio a nuestro al rededor se convierte en un sonido aun más aterrador que el mismo ruido de hace un par de minutos. porque de alguna forma puedo decir que fuese lo que fuese estaba cerca, estaba rodeándonos, observándonos. Llevo un dedo a mis labios indicándole a la chica que guarde silencio mientras comienzo a dar pasos hacia el arbusto que momentos atrás llamó nuestra atención. Varita en mano y con extremo cuidado doy un paso detrás de otro. Cuando finalmente toco sus ramas y las mueve de golpe, no encuentro nada. Al girar para ver de nuevo a Dom encuentro que a escasos metros de ella, de la rama de un árbol cuelga una extraña criatura. Me obligo a repasar mis viejas clases de Cuidados de Crituras Mágicas para saber que tan preocupado debo estar por la presencia de nuestro nuevo acompañante. En medio de la confusión encuentro que es un Clabbert y que no hay de qué preocuparse pese a que sus dientes afiliados puedan indicar lo contrario. Por otra parte creo que puede sernos de mucha ayuda. Levanto mi mano y señalo aquella criatura para que Dom pueda verla.

―Mientras la luz de su frente no sea roja, estaremos bien― digo en un tono más tranquilo. Ni bien acabo de hablar, un tono escarlata colorea lentamente la frente del clabbert, el golpeteo regresa, la tierra tiembla y mis ojos se abren desmesuradamente mientras grito con fuerza a Dominique que corra.

Mire con desden la alimaña que seńalo albus. Alze una ceja, no podia ser el quien haya  provocado tal susto.
Aunque encuanto escuche a albus y vi la luceita ensendida. No segui a albus de inmediato. No estaba en mis genes arrancar sin saber de que, alze mu varita y apunte entre los arbolesretrocedi al paso en la direccion de al.
Senti el estremecet de la tiera me voltie a correr lo mas rapudo que podia detras de albus corria dando tropezones entre las ramas sin perder de vista a primo. Me preguntaba que tan correcto fue traelo aqui lo ultimo que faltaba era que terminacemos en la enfermeria o muerto o perdidos.

Mis pies se mueven por inercia, avanzan, tropiezan, continúan, en mitad de la oscuridad sin detenerse. No escucho nada detrás de mí, lo cual puede significar buenas noticias ya que nada nos persigue, o muy malas, ¿dónde está Dominique? Me detengo con la respiración entrecortada, mi corazón bombea sangre con fuerza y es el único sonido que llega profundo hasta mis oídos. Miro en todas direcciones con la varita en alto, listo para soltar todo mi repertorio de hechizos y maldiciones ―porque de un tiempo acá, las maldiciones se han vuelto una parte importante en mi vida a la hora de preservar mi vida― pero solo veo los mismos árboles y los mismos arbustos repitiéndose al infinito. Sin poder prevenir o evitar la colisión, un golpe fuerte me derriba y me hace caer directo a la tierra. A mi paso, el cuerpo responsable cae sobre mí y el cabello rubio se visualiza frente a mis ojos. Oh, con que aquí estás, me digo en silencio. Si, esa es Dominique. Me levanto al instante, me parece que hemos perdido minutos invaluables de tiempo y que posiblemente se nos cobrarán más tarde. Porque así suelen ser las cosas, una larga cadena de causas y efectos.  Esta vez me aseguro de tomar la mano de mi prima para evitar perdernos mutuamente, y de esa forma asegurar que saldremos juntos de esta.

Reanudo la carrera por nuestra seguridad, mi sentido de la orientación justo ahora parece estar dañado y sin ninguna posibilidad de reparo, por lo que por el momento mi única preocupación es encontrar un refugio. Si algo he aprendido es que las circunstancias nunca te favorecen cuando más necesitan que te miren satisfactoriamente. Así que cuando un claro se materializa en el camino pienso que es genial, porque así podremos tener una mejor vista del lugar exacto en el que nos encontramos. Entro directo en él y entonces me doy cuenta de mi grave error, ahora también somos el blanco perfecto. Antes de que pueda decirle a Dominique que regresemos a las sombras, figuras se reincorporan entre los árboles, rodeándonos.  Mi único pensamiento lógico es que a los centauros no les agradan los humanos.

al llegar a albus.. ya habia perdido la orientacion de por donde habiamos venido y de que tan internos estabamos.. sin duda nos habiamos metido mas profundo en el bosque.. senti que cojio mi mano, asi que solo me limite a seguirle, aunque hubiera preferido seguir otro camino en cuanto llegamos al claro.. era sin duda el peor lugar, estabamos totalmente expuestos.
intente volver a introducirme en el bosque , pero ya era demasiado tarde alrededor del claro figuras sombrias empezaron a rodearnos.
guarde la respiracion un segundo- mas vale que no me sueltes la mano- masculle a al sin estar segura de que me escuchara, aprete su mano y mantuve la varita baja.. despues de todo de nada nos servia mostrarnos como superiores a ellos..
no le gustan los humanos.. pero si les gusta violar mujeres y aun mas si estas son histericas.. y yo estaba a punto de perder los nervios... uno de ellos.. supongo que el lider dio unos pasos hacia nosotros.
no tenia nada que perder.. pero no me dejaria ir sin pelea.. aunque no estaba segura de que pasaria. ni que hariamos.. solo me acerque mas a mi primo... sin mirar directamente a nadie.. no queria provocar nada..

Observo quieto como uno a uno enormes figuras se exponen a la poca luz que ofrece el lugar. Si no fuera por el imponente tamaño y los rasgos físicos tan característicos de su raza, definitivamente yo no sabría decir lo que eran; porque en el juego de sombras, apenas y soy capaz de reconocer mi propio cuerpo. Si mi corazón ya latía lo suficientemente fuerte mientras huíamos, ahora siento que me destroza los oídos el incesante golpeteo que produce cada batido. A mi lado, Dominique por el contrario parece no respirar más. Me atrevo a lanzarle una mirada de reojo solo para estar completamente seguro de que sigue a mi lado y de que no la he perdido de nuevo. A cambio recibo una muy suave y sutil amenaza apenas audible que me hace sentir un cosquilleo y la risa en mi interior. No debería entenderlo como algo gracioso, pero siendo Dominique de donde proviene no puedo olvidar tan fácilmente el carácter de la chica. Dado que no estamos en las mejores condiciones, mi corto momento de delirio se escapa, fugaz, como si nunca hubiera estado. Puedo sentir el sudor frío recorriendo mi espalda, y la atmósfera cargada de tensión que cae sobre nosotros.

Cuando uno de ellos comienza a acercase, yo retrocedo inconscientemente llevando conmigo a Domi. Pero estamos rodeados, y no hay donde más ir o escapar, por lo que me detengo. Sin salida. ¿Qué es lo que podemos hacer? Un ataque no serviría de nada, solo éramos dos magos con algunos hechizos bajo la manga que probablemente no ayudaran de mucho, dos contra toda una manada de centauros fuertes y poderosos. Si, cero posibilidades de salir en una pieza de esta. Entonces opto por permanecer pasivo y aparentar la más pura ingenuidad, según las historias que he escuchado sobre estas criaturas hay una pequeña esperanza de que nos dejen ir. El más grande es el que habla, nos cuestiona directo el motivo que nos ha traído hasta su territorio, si somos espías de los neo-mortifagos, si  alguien en específico nos ha enviado. Muchas preguntas mientras nos apunta con una lanza, una muy puntiaguda cuyo filo reluce en la oscuridad. Hacía tiempo que no me sentía tan indefenso y pequeño, reúno todo el coraje que tengo para responder un firme no. Tomo el brazo completo de mi prima para tenerla más cerca, después de todo es mi culpa que nos hayan atrapado. Observo con nerviosismo que cada uno cuenta con una lanza muy parecida a la de su portavoz, y con esa inquietud, añado a mi monosílabo una corta explicación, ―Estamos perdidos.

intento serenarme, mi mente esta bloqueada. respiro con profundidad, alzo la cabeza con lentitud, sin soltar a albus, no estaba dispuesta a separarme de el, la voz del centauro era profunda y fuerte, le mire seria, sus preguntas eran de sospecha y por supuesto sensatas, pero solo eramos un par de crios husmeando a la vista de cualquiera, pero estos tipos eran bastante mas listos como para pensar ello.- Solo somos alumnos del colegio,- mencione con voz fuerte, esperaba que albus me ayudara en esto no estaba segura de lo que estaba haciendo- creo que nos hemos adentrado de mas en el bosque, solo queriamos un poco de intimidad, nada mas- mencione mirando de soslayo a mi primo, pase mi mano libre por mi uniforme rozando la corbata.
estaba segura de una cosa, no harian daño a unos alumnos, por mucho que estos apoyaran a los neo-mortifagos.
o al menos eso queria pensar, aprete mas la mano de albus, en verdad no sabia lo que hacia, ellos no nos llevarian de vuelta al colegio, nos dejarian a nuestra suerte, seguro habia criaturas mas peligrosas que ellos por aqui.

Espero callado en cuanto Dominique toma la palabra e intercede por nuestra causa, pero recién ella termina me alarmo visiblemente por lo que acaba de decir. Mis ojos se abren un poco más de lo normal para dirigirle una mirada un tanto alarmado. ¿Ha dicho lo que creo que ha dicho? No es que me moleste, no, para nada, tomando en cuenta la situación, cualquier cosa que sea útil para sacarlos de allí es válido. Pero aun así… de entre todas las opciones disponibles, ¿tenía que ser justa esa? Desvío mi mirada hasta los grandes cuerpos que todavía se mantienen al pendiente de cada movimiento que realizamos. Si ya está hecho, no hay marcha atrás. Intento parecer algo apenado, culpable, pero también arrepentido y con cara de que me echaré a llorar de un momento a otro. Como sea, tanto nuestras palabras como nuestra actuación parecen surtir efecto en nuestros captores; aquellos, bajan las lanzas después de intercambiar una mirada con su líder solicitando una orden que cumplir. Una vez las afiladas puntas dejan de presionarnos, todo indica que saldremos bien de ésta. El mismo centauro que antes nos observaba con aire de superioridad cambia drásticamente su semblante a uno menos agresivo y huraño. Nos dice que estos no son lugares para “andar jugando a la parejita”, habla sobre lo imprudentes y estúpidos que son los cachorros de humanos tomándose todo a la ligera cuando hay una guerra en pie de puerta, continua dando su discurso ―mejor dicho regaño― por un par de minutos más hasta que finalmente sin previo aviso, él y toda su manada se alejan, dejándonos allí en mitad de la nada.

―Ya que estaba en la labor, al menos pudo decirnos al menos cual era el camino para salir de aquí― susurro algo ofendido. Y con eso quiere que no volvamos por estos lares, pienso amargamente mientras saco al fin mi varita de entre mi túnica. ―¿Estas bien? Será mejor irnos lo antes posible― pregunto dándole una mirada rápida a mi prima para inspeccionar que no tenga algo más que el simple susto que acabamos de pasar. Con voz clara y fuerte convoco mi escoba e insto a mi compañera a que haga lo mismo. Si estamos por sobre los árboles será más fácil orientarnos y por ende, encontrar la ruta hacia el castillo. Ahora queda esperar a que no nos ataque ningún otro bicho, aunque ¿qué puede ser peor que un par de centauros?

mi expresion no cambio ni cambio, cuando el centauro dirijia sus palabras a nosotros, aunque en verdad no crei que interpretara asi mis palabras, pero estaba bastante segura de que ni siquiera habia mirado nuestros uniformes como para pensar en otra cosa, aunque era evidente que a albus le habia incomodado, en cuanto se fueron, le mire con una sonrisa.. nos habiamos salvado, pero evidentemente el estaba mucho mas preocupado que yo por esto, al punto en que habia llamdo su escoba.
-en perfectas condiciones- respondi a su pregunta, le hize un ligero puchero, enserio nos iriamos enseguida?.. supongo que igual habia sido demasiado un enfrentamiento verbal con los centauros, digo sinuestros padres se enteraban, bueno a mama, poco le iba a importar que mas daba, pero estaba segura de que tio harry si nos regañaria lo suficiente, despues de todo la mayoria de mis tios se habian empreñado en cumplir el rol de "padre" conmigo.. lo que resultaba.. a veces agobiador.- adonde iremos?-pregunte haciendo lo mismo que el.. llame mi escoba, habia pensado en subirme con el, pero habia cambiado de opinion, por otro lado albus no sonaba con intenciones de seguir por aqui

En el momento en que me dispongo a responderle sobre nuestro destino, un sonido cortante interrumpe mis palabras. Ladeo un poco mi cabeza para prestar más atención a la dirección de donde proviene el ruido, siempre alerta, esperando no sea algún otro ser peligroso que viene a nuestro ataque. Pero en cuestión de segundos mi estado defensivo se desvanece al ver como de entre las copas de los árboles un objeto perfectamente reconocible para mi hace acto de presencia. Mi escoba que flota a unos cuentos metros por sobre nuestras cabezas comienza un rápido descenso hasta posarse a mi costado a la espera de recibir un peso extra. Poso con suavidad mi mano por encima de la madera, recorriendo el cuerpo delgado de mi escoba. Es como una caricia íntima y toda la ansiedad acumulada en los últimos minutos comienza a retirarse lentamente ahora que la tengo a ella frente a mi, a mi alcance. Porque eso significa que siempre puedo ir a cualquier lugar, cualquier sitio lejos de aquí o dónde sea. Poco tiempo después, un sonido similar se hace escuchar y de la misma ubicación de la cual ha surgido milagrosamente mi escoba, la de Dominique surge hasta colocarse al lado de su dueña.

―No sé tu, pero yo he tenido suficiente diversión por hoy. Así que pienso que lo mejor será regresar al castillo― digo aquello mientras me subo a mi escoba y doy un ligero golpe al suelo para comenzar a flotar bajo, sin alejarme completamente, esperando que ella haga lo mismo. ―Además, pronto oscurecerá. Si no llegamos a la cena, se preocuparán por nuestra ausencia. ― y antes de que pueda decir algo acerca de nuestra condición privilegiada de ser alumnos de Slytherin, añado con voz cansada. ―Yo aun debo prepararme para la guardia de esta noche, espero no quedarme dormido en algún pasillo― suelto con algo de pena. Sí, definitivamente, hoy había agotado ya mi energía, aunque con comida seguro podría recargar algo de mi batería. Al menos lo suficiente como para resistir hasta que fuera de la hora de ir a la cama.