Where to go {Lily.P}

Como adoraba aquellos días en los que tenía una tarde libre para disfrutar, simplemente era gratificante, y para esa tarde se había propuesto terminantemente no pensar en sus problemas, por lo tanto, algo tenía que hacer. Podría descansar, dado que estaba demasiado agotada para montar en su escoba, pero no descartaba la posibilidad. Esa misma mañana había presenciado otra de las clases mas aburridas de historia y luego transformaciones, lamentablemente, transformaciones fue la primera materia de la mañana, por lo que ahora, la pelirroja vagaba con el cansancio y la pereza que esa materia le daba. Incluso seguía allí, cuando ella ya había almorzado, mezclándose con el sueño que le daba después de comer. Todo su cuerpo en general la invitaba a que fuera a dormir, llevaba casi dos malas noches, en las que poco podía pegar un ojo y eso comenzaba a reflejarse en su vida. En sus ojeras, en sus movimientos lentos y pausivos, en la mirada preocupada de sus amigos. Todo se reducía a un pequeño insomnio causado por su mente, que se negaba a apagarse junto con las luces y seguía maquinando durante horas. No, no iría a dormir. Se frustraba demasiado cuando no podía lograr su fiel objetivo de descansar. De igual manera subió a su habitación, y retiro un pequeño libro que se encontraba entre sus cosas. Tenía muchos libros en realidad, pero no los releía para recordarlos, si no que los leía nuevamente, como si fuera la primera vez. Cada uno de ellos tenía su belleza interna, que le hacían comprender porque lo había leído alguna vez. Esta vez se trataba de un pequeño libro de tapa gris, gastado, que parecía que sus hojas caerían en cualquier momento. La pelirroja había pensado en llevarlo a la biblioteca, ahí seguramente podrían reparar un libro que denotaba que ya estaba entrado en años, pero luego pensó que perdería su gracia si quedaba como nuevo, y opto por leerlo antes de llevarlo a reparación.

Ya con el libro en la mano salió de sus sala común. No era que allí no pudiera leer, era el mejor lugar para esas cosas, con la vista a los jardines, los bosques y el lago. Era el mejor. Pero como solía pasar, un grupo de estudiantes se puso a debatir sobre los beneficios de alguna planta en una poción que trataban de inventar. Otro grupo se hizo presente y empezó a dar su opinión, y así termino con una sala común con, gente que ignoraba la situación rotundamente, otra que se iba, otra que entraba, y una gran masa de personas que daba una opinión que esperaba ser escuchada. Si se hubiera tratado de otra cosa, ella hubiera dado su parte, pero pociones no era una de sus materias favoritas, ya no mas. Y, aún que a veces le agradaba participar en esas cosas, como cuando alguien planteo que quería ver los efectos que se producían cuando un huevo daba contra una pared, y termino con una fila de estudiantes tirando huevos a la puerta de entrada o por la ventana, y luego con el castigo de tener que hacer un informe sobre cuales fueron las conclusiones a las que llegaron. El informe fue tedioso, pero había sido divertido pasar la tarde lanzando huevos contra una pared. Incluso, cuando ordenaron que limpiaran el desastre, algunos estudiantes de cursos mayores, transformaron la mugre en pintura, y quedo el recuerdo en un trozo de pared. Pero esta vez no era algo divertido o que le llamara la atención, y por esa razón, se había marchado.

Por fin termino sentada en el alfeizar de la ventana del sexto piso, y dado que se encontraba completamente vacío, comenzó a leer en voz alta, y por eso, se refería al murmullo que se escapada de sus labios, al susurro que acompañaba las frases que leía. -"Creo que la imaginación es más fuerte que el conocimiento. Que el mito es más potente que la historia. Que los sueños son más poderosos que los hechos. Que la esperanza siempre triunfa sobre la experiencia. Que la risa es la única cura para el dolor. Y creo que el amor es más fuerte que la muerte..."-

Las clases cada vez eran más absorbentes y sin contar con los -muchos- deberes que los profesores se empeñaban en dejar, Lily no había tenido tiempo libre para realizar otras actividades que no implicaran responsabilidad alguna con la escuela. Además estar toda la mañana encerrada en aulas y rodeada de libros, ya la tenían un tanto estresada. Fue así, que después de su última clase de la mañana, decidió retirarse a comer algo, ya que su estomago empezaba a pedirlo ruidosamente.

Durante el almuerzo se relajo bastante conversando con sus compañeros de casa, y con algunos de sus primos que se encontraban allí, el tiempo paso volando para la sensación de la pelirroja. La mayoría de sus acompañantes iban a "desestresarse" por las clases que habían tenido y se dirigían a los jardines para ello. La habían invitado, pero la Gryffindor prefirió no acompañarles esta vez, quizás quería estar sola, no estaba segura, pero si estaba convencida de no ir con ellos, porque sospechaba que más de un problema vendría con su salida y no quería contar con algún castigo en esos momentos. Y no teniendo prisa alguna de abandonar el comedor, la pelirroja se quedo mirando a sus compañeros hasta que estos desaparecieron por las enormes puertas del gran comedor.

Con absoluta calma y luego de un rato, se levanto de su asiento, dirigiéndose a la salida. Pensó en unirse a sus compañeros a fin de cuentas no tenía nada que hacer, pero no, quería ir a relajarse a otro lado, pensó en su dormitorio, la idea no le era del todo mala y le pareció lo mejor en esos momentos. Emprendió el viaje hacia su sala común, y pensando en su cama confortable apresuraba cada vez más el paso. De vez en cuando se encontraba con una que otra persona conocida, pero convencida de ir a recostarse, solo se limitaba a decir un corto "hola" sin dejar de seguir su camino. Pero con lo que no contaba la menor de los Potter, era que las escaleras le jugarían una mala pasada. Estas cambiaban de dirección más de lo que hubiese querido y a decir verdad nunca las había visto así. Tras un vaivén de movimientos y sin contar que se encontraba un poco mareada, decidió salir de su prisionera antes que la tirara. Dio dos pasos hacia el primer pasillo que se encontró frente a ella y empezó a caminar por él. Para su sorpresa se encontraba en el sexto piso, un piso mas y ya podría descansar, aunque por el momento no tenía planeado volver a las escaleras, no quería mas movimientos y decidió rondar por el pasillo; quizás y con suerte, podría encontrar la forma de evitar las escaleras para llegar a su destino. Su camino estaba desolado, nadie aparecía por ningún lado. Así se mantuvo hasta que escucho un murmullo que provenían de una de la tantas ventanas, se acerco para saber de quién se trataba. Unos cabellos rojizos tal vez iguales a los que ella poseía le fueron suficientes para reconocerla: Brenda Morgan. La relación que mantenía con la Ravenclaw no era tan estrecha y ni tan cercana para considerarla una de sus mejores amigas, pero si, se la había topado en algunas clases y conversado con ella lo suficiente para considerarla una persona bastante simpática. Por lo que sin pensar mucho, se dirigió a su encuentro -vaya que disfrutas de la lectura- dijo con voz curiosa, si no mal recordaba Lily la había visto en más de una ocasión con libro en mano -Hola Bren, que tal todo?- agrego, lo más normal como le fue posible, pues sabiendo los últimos acontecimientos, la palabra normal era bastante escasa.