Call me a traitor I'm just collecting your victims

Me había llegado el rumor de que los mortífagos que aún estudiaban en el colegio se iban a reunir en el Bosque Prohibido – también podría ser una trampa, claro – pero a pesar de mis dudas y de que era muy probable que encontrara a todo un batallón de alumnos de Slytherin más que dispuestos a dejarme un nuevo y original ojo morado, tenía que comprobar si esa información era certera. Así que cuando el sol ya amenazaba con ocultarse detrás del horizonte tomé la capa invisible, previamente “prestada” de las cosas personales de mi padre – no la echaría mucho de menos, ya que supuestamente iba a ser mi herencia cuando saliera de Hogwarts – y salí de la Sala Común, dejando una nota a Rose para que la compartiera con Alice, Fred y Frank, por si no regresaba con mis extremidades completas esa noche.“Rosie, si no estoy de regreso al anochecer, busca a Alice y Frank y vayan al Bosque Prohibido. No antes. Espero que no cometas tonterías. Te quiere, tu primo Jamie”

Una vez en los terrenos del colegio, saqué de mi bolsillo el Mapa del Merodeador y examiné detenidamente tanto los corredores como los pasillos, buscando a dos personas en especial, temiendo no encontrar sus nombres en su Sala: Scorpius Malfoy y Albus Potter. Los minutos pasaban mientras yo miraba con atención entre los cientos de motas que representaban a cada alumno, profesor y mago que pisaba los terrenos del colegio – había dejado de ser mi hogar desde que Dimitri lo volvió su parque de diversiones privado -, percatándome de que otro nombre no aparecía en los lugares más usuales, el de Genevive. A pesar de ser una Slytherin, era una chica carismática e inteligente, por lo que su personalidad y la belleza de sus facciones me obligaron a ignorar mi regla de no congeniar con ninguna asquerosa serpiente, y así Gene Snape había pasado a ser una de mis buenas amigas. El hecho de que su nombre no estuviera en alguno de los pisos de Hogwarts me ponía en tanto conflicto como el no encontrar a mi hermano, ya que en el fondo deseaba que hubiera renunciado a la reputación de su padre y siguiera un camino más…¿correcto?

Al no encontrar rastro alguno de ellos, murmuré “travesura realizada” y, con más tensión que antes, empecé a recorrer con rapidez los jardines, llegando antes de lo que esperaba a los límites del Bosque. Por un instante, medité el hecho de estar a punto de entrar a un lugar que bien podría ser una emboscada, con un hermano que me odiaba lo suficiente como para lanzarme una maldición asesina, su mejor amigo que prefería ver mi rostro en brocheta que molestándolo en sus clases, y una chica a la cual no podría hacerle daño, en especial por mis sentimientos confusos hacia ella. Pero bueno, era James Potter, pensar las cosas antes de hacerlas no era mi estilo, por lo que suspiré con fuerza y me adentré en lo profundo de la maleza y los árboles.

Después de caminar un tiempo, casi accidentalmente tropecé con unos murmullos velados, los cuales sonaban de manera muy sospechosa a la voz de Malfoy y… alguien que no podía identificar. Con menos sigilo del que debería haber ocupado, quité la capa de mis hombros y me acerqué a la cabellera rubia que me era más conocida, con un aire de arrogancia y sospecha para no caer tan rápido en la trampa de Scorpius.

- Vaya, vaya ¿Qué hacen dos serpientes en medio del Bosque? ¿Acaso se les perdió la presa?